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Yonnatan Santos Preste

Cae la probabilidad de “Niña” pero sube la alerta por tiempo extremo



Hubo cambios abruptos en el último mes que bajaron la probabilidad de “Niña” para diciembre de 71% a 57%. “Más que una Niña moderada sería una neutralidad fría”, explica el consultor Alfredo Elorriaga. Esto es alentador para la campaña gruesa Argentina. Lo malo es que aumenta la probabilidad de tener fenómenos disruptivos o eventos de tiempo extremo.


Hace un mes charlábamos con Elorriaga de las lluvias disruptivas del mes de octubre, de océanos muy calientes, de alta incertidumbre y de que era muy difícil que se repitiera ese nivel de lluvias. Sin embargo, volvimos a tener un mes de noviembre con tormentas que dejaron acumulados muy por encima de la media. El centro de Buenos Aires superó los 220 mm, igual que el norte de Entre Ríos; el norte de Córdoba cerró el mes con 120 a 150 mm y en el centro norte de Santa Fe incluso se superaron esos valores. En Corrientes se alcanzaron los 280 mm y lo mismo sucedió en el centro de Chaco.

Diciembre arrancó de la misma manera. En la región núcleo, se registraron 95 mm en General Villegas, aunque en el entorno de Rosario no hubo lluvias significativas. Sí hay pronósticos para el próximo fin de semana. Pero no son buenas las probabilidades para Rosario y esta zona podría cumplir casi 3 semanas sin recibir valores importantes en un momento clave para el maíz temprano y la siembra de la soja de segunda. Los agrónomos alertan de variaciones muy importantes: “a 15 km de distancia, registramos 100 mm en un campo y solo 15 en otro”. También hubo fuertes lluvias y vientos de mucha violencia en Súnchales con 188 mm que provocaron destrozos. Elorriaga, hacía esta afirmación en noviembre: “el sistema atmosférico está muy perturbado. Hay factores, como el calentamiento de los océanos, que disminuyen la confianza de los pronósticos. Con una dinámica atmosférica tan alterada y mayor energía disponible, todo puede pasar”. Las tormentas ya están mostrando una violencia inusitada. El escenario de falta de agua parece alejarse de la campaña gruesa, pero las tormentas comienzan a mostrar una violencia poco común, típica de tiempo extremo.


—Alfredo, que es lo último que se sabe de la “Niña”.


—Las proyecciones de los organismos internacionales siguen indicando un leve enfriamiento del Pacífico Ecuatorial Central, pero la influencia proyectada por los modelos para el evento “Niña” es cada vez menos significativa, tanto en severidad como en duración. Hubo cambios muy importantes en el último mes con lo que se acortó todavía más el período de duración de “La Niña”. Te comento que la actualización con los últimos datos de la NOAA bajó la probabilidad de “Niña” para diciembre: hace un mes era de 71%;  hoy, 57%. Esto significa que casi no habrá “Niña” ni sus efectos adversos sobre las lluvias de diciembre, aunque el pronóstico se mantiene para enero y febrero de 2025.


—¿Cuáles fueron esos cambios tan importantes?


—Hubo cambios en el comportamiento de los vientos Alisios: en esta época del año soplan de este a oeste, de Sudamérica a Australia. Cuando son muy fuertes arrastran agua hacia Australia y dejan de alguna forma “descubierta” agua más profunda que es más fría. Precisamente, lo que pasó fue lo contrario, disminuyeron su intensidad y volvemos a hablar de un mayor calentamiento en la superficie del océano. Fíjate en las diferencias en las anomalías de temperaturas a nivel planetario entre el 6 y el 21 de noviembre. En 15 días, se observa un incremento muy importante en la zona que llamamos “Niño 3.4” que es clave en el seguimiento de este fenómeno y de dónde salen los índices que vamos comentando mes a mes. Incluso, en este momento hay una alerta en las costas de Perú por fuertes vientos y lluvias derivadas del mayor calentamiento.


—Sé que te inquieta que se produzca este nivel de cambios en tan poco tiempo.

—Siempre señalamos que el fenómeno del ENSO es un indicador muy robusto de largo plazo, muy seguido por los mercados, precisamente porque, entre otros factores, considera la inercia térmica propia de las temperaturas oceánicas. Las variaciones en menores periodos de tiempo que estamos viendo, sumada a la mayor energía disponible, agregan incertidumbre a la evaluación de largo plazo, volviendo un poco menos predecible el comportamiento de los modelos climáticos. Esto que estamos diciendo no inválida poder hacer pronósticos a futuro, pero sí nos obliga a un seguimiento detallado, como el que venimos haciendo en GEA/BCR. Vuelvo a repetirte que a principios de año hablamos de lo que podía llegar a ser una de las “Niñas” más importantes desde el año 2.000, con un enfriamiento notable, y hoy hay buenas razones para pensar que más que una “Niña” moderada sería una neutralidad fría.


—Pero esto es muy bueno para los cultivos de verano


—Sí, pero no sé si es bueno para el planeta. Las señales de debilitamiento de “Niña”, tanto en duración como en intensidad, son una buena noticia para el sector rural y para Argentina. Pero es ingenuo pensar que no existen los efectos de acción y reacción y que esto no va a generar otro tipo de efectos indeseados. Por ejemplo, en China, por los altos valores de temperaturas está habiendo problemas en la producción de papa, problemas que los llevan a cambiar la forma de producción. Vivimos tiempos en los que  vemos grandes cambios que se dan muy rápido. Por eso, la agricultura Argentina va a tener que adaptarse a cambios significativos. 


—Alfredo, dijiste que este debilitamiento que se observa en “La Niña” trae también efectos indeseados. ¿De qué hablamos?


—Probablemente, vamos a tener mayor frecuencia de fenómenos disruptivos o eventos de tiempo extremo. Temperaturas más altas que lo normal en la superficie del océano Pacífico o en el Atlántico aportan más combustible para que se formen tormentas potencialmente más violentas.



Fuente: Bolsa de Comercio de Rosario.


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